Confianza


EL CAMINO DE VIDA 


Al principio vi a Dios como mi observador, mi juez, tomando nota de todas las cosas que hice mal, como para saber si merecía el cielo o el infierno cuando muera. El estaba allí para sortear como un presidente. Reconocí Su foto pero realmente no le conocía. Pero más adelante, cuando conocí a Cristo pareció como que si la vida fuera como andar en bicicleta.  Pero era como una bicicleta tándem, y vi que Cristo estaba atrás ayudándome con el pedal.No se cuando fue que El sugirió que cambiáramos los lugares, pero la vida no parece ser la misma desde entonces. Cuando yo tenía el control, sabía el camino. Era un poco aburrido y predecible. Era la distancia más corta entre dos puntos. Pero cuando el tomo las riendas, El sabía de caminos largos placenteros por las montañas y a través de lugares rocosos a velocidades tremendas, era el único en quien me podía sostener! Aun cuando parecía una locura, El me dijo, "Dale al pedal!"Me preocupé y estaba ansioso y pregunté, "¿A dónde me llevas?" Se rió y no me contestó, y comencé a aprender a confiar. Me olvidé de mi vida aburrida y le entré a la aventura. Y cuando yo decía, "Tengo miedo" El se recargaba y tocaba mi mano. Me llevó a la gente con regalos que yo necesitaba, regalos de sanidad, aceptación, y gozo. Ellos me dieron regalos para llevar en mi jornada, la de mi Señor y yo. Y nuevamente nos íbamos. El dijo, "Regala los regalos; son bagaje extra, mucho peso." Así lo hice con la gente que conocíamos, y encontré que en mi dar yo recibí, y aún nuestra carga era ligera.No le tuve confianza, al principio, en el control de mi vida. Pensé que chocaríamos; pero el conoce secretos de bicicletas. Sabe como hacerla doblar en las esquinas y curvas difíciles, sabe como saltar a rocas grandes y limpias, sabe como volar para acortar los caminos tenebrosos. Y ahora estoy aprendiendo a callarme y darle al pedal en lugares extraños, y comienzo a disfrutar del paisaje, y de la brisa fresca en mi cara, con mi grato compañero constante, JESUCRISTO.Y cuando estoy seguro de que ya no puedo más, solo sonríe y dice.... "Dale al pedal".Autor Desconocido

PRISIONERO: CONFIANDO EN DIOS 


En los primeros días de la Segunda Guerra Mundial los japoneses tomaron prisionero al doctor Theron Rankin, que era misionero Bautista en China. Entonces quedó separado de todos sus seres amados: familiares y amigos, y fue despojado de todas las cosas que eran de su propiedad personal. No tenía esperanzas de que alguien la protegiera, ni siquiera un gobierno amigo del de su país: Los Estados Unidos de la América del Norte. Todo lo que podía hacer era confiar en Dios, Cristo y en el Espíritu Santo; único que tenía eran las promesas de las tres Divinas Personas. Muchos meses después un barco neutral sueco, el Chripsholm, llevó al doctor Rankin a su patria. Más tarde dijo que cuando no tenía más en quien confiar, sino en Dios, en Cristo y en el Espíritu Santo, su actitud hacia sus captores japoneses cambió, y desapareció el temor que antes había tenido.  


 CONFIANZA EN NUESTRO DIOS VIGILANTE 


Se cuenta que en cierta ocasión una pobre mujer demandaba del sultán de Turquía una indemnización por la pérdida de su propiedad.--¿Cómo la perdiste? –se le preguntó--Me dormí y los ladrones vinieron y me robaron.--Pero ¿Por qué te dormiste? –le preguntó el sultán.--Me dormí, porque creí que vos estabais despierto.Al sultán le agradó aquella respuesta y la confianza que en su gobierno expresaba, y ordenó que se le pagase lo que había perdido.Se espera que los gobiernos humanos vigilasen en interés de sus gobernadores; pero multitud de veces fracasan.No así el gobierno de Dios. Jamás duerme. 


 "CONFÍA, PABLO" 


Seguramente Pablo se sentía chasqueado y desanimado mientras estaba en la prisión, en Jerusalén. Había venido a Jerusalén lleno del deseo de dar testimonio a los judíos; pero en cambio estaba en la prisión, adolorido de cuerpo y de espíritu, por el odio de su propio pueblo.El Señor lo anima: (1) con su presencia, y (2) con su palabra de consuelo: También tenía que ir a Roma a dar testimonio del Señor. 


 LA CONFIANZA DE UN NIÑO IMPOTENCIA DE SATANÁS 


Un jovencito fue a ver a su papá y presentándose ante él con mucha serenidad, le dice:--Papá, ¿es Satanás más grande que yo?--Sí, hijo mío –dijo el papá.--¿Es más grande que tú, papá?--Sí, hijo mío, es más grande que yo.El niño estaba muy sorprendido; pero pensó otra vez, y dijo: --¿Es más grande que Jesús?--No, hijo mío –contestó el papá--, Jesús es más grande que él. El pequeñuelo al separarse dijo sonriendo: --Entonces no le tengo miedo.

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